En la decoración de una casa se deben plasmar las vivencias, la cultura y la personalidad de quien habite en ella. Así, la vivienda se convierte en una parte mostrable de la intimidad de sus dueños, que se abre al mundo cada vez que reciben una visita.
Conseguir que una casa sea parte del interior de quien la habita es más fácil cuando se trata de un espacio para una sola persona, pues entre la casa y el propietario se establece una comunicación recíproca, un diálogo que se alimenta día a día. Esta vivienda, ubicada en Gandía y diseñada por Codina Interiorismo, pertenece a una persona dinámica, divertida y extrovertida que concibe su casa como un espacio lleno de vitalidad. La ausencia de muros innecesarios, una composición cromática de gran magnetismo y una suma de detalles originales hacen de este piso un espacio con gran personalidad.